Desde hace aproximadamente 15 años, algunos regadíos de la provincia de Huesca y Lleida vienen sufriendo graves problemas de virosis con severas disminuciones de la producción. El virus del enanismo rugoso del maíz o Maize rough dwarf virus (MRDV) y el virus del mosaico enanizante del maíz o Maize dwarf mosaic virus (MDMV) han sido los más frecuentes y a la vez los más graves, acabando por convertirse en endémicos en estas zonas.
Las virosis que afectan al maíz pueden ser numerosas y diversas, pudiendo provocar pérdidas importantes en el cultivo, aunque solamente algunas son importantes en nuestro país. Entre éstas están las provocadas por los virus que hemos mencionado MDMV, MRDV y, más recientemente, SCMV o virus del mosaico de la caña de azúcar.
Virus del mosaico enanizante del maíz (MDMV)
Los síntomas que MDMV provoca en el maíz se caracterizan por un mosaico característico a lo largo de los nervios de las hojas del maíz, de aspecto rayado, con zonas más claras que otras y un efecto de decoloración en bandas o rayas. Cuando la infección de la planta es importante y ésta es aún joven, las mazorcas producidas acaban siendo pequeñas, con pocos granos y fácilmente son parasitadas por hongos que producen podredumbres.
El virus se transmite principalmente por diversas especies de pulgones, sobre todo por las especies Rhopalosiphum maidis, Rhopalosiphum padi y Szichaphis graminum. El insecto, una vez ha succionado la savia de una planta enferma con el virus, puede transmitirlo al alimentarse de otra planta, y así sucesivamente.
El MDMV es un parásito que no puede existir si no es infectando una planta. Su forma de sobrevivir cuando el cultivo no está instalado en el campo es en otras plantas huésped compatibles, normalmente gramíneas como el carrizo (Sorghum halepense), la cola de caballo (Echinochloa crus-galli), el alpiste (Phalaris arundinacea), la lagartera (Setaria verticillata) o el mijo (Panicum spp.).
Virus del enanismo rugoso del maíz (MRDV)
Los síntomas de infección por el virus del enanismo rugoso del maíz (MRDV) se caracterizan por un enanismo severo, si la infección se produce cuando la planta es aún muy joven. En estos casos no se suele producir mazorca, o bien ésta es muy pequeña y con pocos granos. Cuando la infección se produce en estadios más avanzados del cultivo, los síntomas no son tan severos y la planta produce grano, pero se nota un descenso del rendimiento de la parcela infectada que oscila entre el 20% y el 80%. Las plantas infectadas presentan en el envés de las hojas unas pequeñas tumoraciones, llamadas enaciones, de tacto rugoso, mucho más pronunciadas en infecciones tempranas y variedades susceptibles. En todos los casos, las plantas infectadas presentan un característico acortamiento de los entrenudos, que las hace fácilmente identificables.
En el caso del MRDV, el único vector conocido en España y Europa es un insecto chupador de savia llamado Laodelphax striatellus. Este insecto transmite el virus de forma muy eficiente y una vez se haya alimentado de una planta infectada irá transmitiendo el virus al resto de plantas de las que se alimente.
En función del estadio fenológico en que se produzca la infección, pueden verse plantas infectadas con los mosaicos característicos, pero que manifiestan una altura normal, con su mazorca más o menos formada y, al mismo tiempo, plantas infectadas con los mismos mosaicos, pero que han quedado enanas, con desarrollo vegetativo muy pobre y que no han llegado a producir mazorca. En el primer caso, las pérdidas en la producción no suelen ser graves, mientras que en el segundo pueden llegar a ser muy importantes.
Claves para el control de virosis en maíz
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1. Las plantas infectadas por virus no tienen curación mediante productos fitosanitarios. Los sistemas de lucha han de ser pues de tipo preventivo.
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2. Sembrar en fecha precoz, antes que la población de insectos vectores sea elevada. Si la siembra no puede ser precoz, esta deberá ser tardía, con temperaturas más elevadas, con el objetivo de provocar que las plantas de maíz se desarrollen rápidamente y el período de mayor susceptibilidad a las infecciones víricas sea el menor posible.
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3. Mantener las parcelas y los márgenes limpios de males hierbas, sobre todo de carrizo (Sorghum halepense). Controlar también de manera eficiente las gramíneas de verano, como la digitaria (Digitaria sanguinalis), la cola de caballo
(Echinochloa crus-galli) y la lagartera (Setaria verticillata). -
4. Efectuar al menos dos tratamientos insecticidas con productos autorizados, a partir de 2 a 3 hojas y mientras que la altura del cultivo lo permita.
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5. Utilizar semilla de siembra tratada con un insecticida sistémico autorizado.
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6. Sembrar variedades que sean más o menos tolerantes a virosis.
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7. Si el cultivo anterior al maíz ha sido cereal, enterrar bien el rastrojo y eliminar el posible rebrote que pueda haber.
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