En los años 40 la mayoría de la población vivía en países subdesarrollados y crecía a una velocidad desconocía hasta entonces, debido a los avances en la medicina. Sin embargo, las economías de esos países eran incapaces de sostener a esta población creciente. La situación era preocupante porque los alimentos que se producían entonces para los 3.000 millones de habitantes del planeta, aportaban algo menos de 2.000 calorías diarias per cápita. Esta cifra era insuficiente como promedio para una población que tenía grandes dificultades para acceder a suficientes alimentos.
El desafío al que tuvieron que hacer frente los países fue como incrementar drásticamente la producción de alimentos ante el aumento de la población que se avecinaba. Setenta años después, la población mundial se ha duplicado y sin embargo, la disponibilidad de alimento per cápita ha alcanzado más de 2.800 calorías al día. La persona que representa el esfuerzo de aumentar la producción de alimentos y responder al desafío planteado es Norman Borlaug.
Norman Borlaug nació en una familia campensina de origen noruego en 1914 en una granja del estado de Iowa (EE UU). Ingresó en 1938 como técnico en el Servicio Forestal norteamericano. Un año antes había comenzado sus estudios en la Universidad de Minnesota, en la que en 1941 obtuvo el título de doctor en patología vegetal.
Dedicado durante la mayor parte de su vida a la investigación científica en materias agrarias, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, Borlaug se trasladó a México para trabajar en el Centro Internacional para la Mejora del Maíz y Trigo (CIMMYT), impulsado conjuntamente por la Fundación Rockefeller y el gobierno mexicano para combatir los mohos que destruían constantemente las cosechas de trigo. Mediante híbridos y cruces, Borlaug logró variedades de trigo resistentes a los hongos, lo que supuso un espectacular incremento de la producción.
Para evitar el encamado de las variedades existentes en la época, el programa que dirigía el Dr. Borlaug recurrió a cruzar esas variedades con trigos enanos de Japón, lo que redujo la altura de las plantas. De esta forma las nuevas variedades admitían notables dosis de abonado y sin riesgo de encamarse. Para acelerar el proceso de mejora y obtener nuevas variedades altamente productivas y resistentes a enfermedades, se puso en marcha un programa pionero que producían dos generaciones al año a base de sembrar en dos localidades geográficas donde los dos ciclos productivos se podían completar en un año. Esto permitió acelerar todo el procesos de obtención de nuevas variedades.
Enviado por la FAO a la India, entre 1960 y 1965 logró multiplicar por diez las cosechas de trigo de este país mediante cruces de variedades orientales y occidentales. Diversos países asiáticos que aplicaron sus métodos, como Bangladesh, Pakistán y Turquía, llegaron a duplicar o triplicar su producción. Llamado “el cerebro de la revolución verde”, Borlaug defendió siempre la necesidad de priorizar agricultura y la ganadería sobre los demás sectores para acabar con el hambre.
En 1970 el Dr. Norman E. Borlaug recibió el Premio Nobel de la Paz. Era el segundo y hasta ahora, el último que se ha concecido a alguien directamente relacionado con la producción de alimentos. El Comité estaba convencido de que ayudando más que nadie a producir pan para un mundo hambriento, los esfuerzos del Dr. Borlaug habían contribuido a la paz mundial.
Después de recibir el Premio Nobel, y hasta su fallecimiento, el Dr. Borlaug siguió trabajando en la mejora de la productividad del trigo y promoviendo la intesificación de la producción de cultivos en los países en desarrollo. El impacto del trabajo de Norman Borlaug ha sido tan notable que en 2002, el 68% de la superficie mundial de trigo (95 millones de ha) se sembró con variedades que contenían germoplasma del CIMMYT. Su influencia en la agricultura española ha sido de las más notables y puede decirse que las variedades de trigo procedentes del CIMMYT son la columna vertebral de los trigos que se cultivan actualmente en España.