
Agritech, agricultura smart o farming 4.0 son las nuevas tecnologías que empiezan a surgir, y en muchos países ya son una realidad ya que explotaciones agrícolas de vanguardia han pasado a adoptar las tecnologías más punteras como son por ejemplo: Drones, inteligencia artificial, realidad virtual, robots, vehículos autónomos…
La cuarta revolución industrial también alberga la digitalización, y ha llegado a la agricultura para transformar el sector, la producción agrícola tiene por delante un reto importante: alimentar un planeta que albergará a 9.000 millones de personas en 2050.
Máquinas para aumentar la producción
Gracias a estas, la producción agraria crecerá una media de un 0,3% anual por encima del crecimiento de la población y en cuanto productores también obtendrán sus ventajas.
“Estas tecnologías permiten usar menos agua, herbicidas y fertilizantes, por lo tanto, hay un beneficio en términos de ahorro. Al mismo tiempo, proporcionan información más precisa y objetiva con datos sobre el momento de la recogida, de manera que la producción aumenta”, explica el profesor de la EAE Business School, Javier San Martín.
En la práctica, esto significa que es posible, gracias a las máquinas, recoger la cosecha en el punto óptimo de calidad. “También es posible planificar mejor la producción y organizar la plantación de la semilla en previsión de un aumento de la demanda, de manera que se evitan los sobrantes”, indica. Por ejemplo, ya hay máquinas que hacen fotos y con los sensores saben identificar dónde están las malas hierbas y dónde es preciso sembrar. Sin olvidar el impacto de los vehículos eléctricos que tendrán en este sector.
Más avance tecnológico, menos mano de obra
Como ocurre en otros sectores, los avances tienen un impacto negativo en el empleo.
No es de sorprender que los grandes capitales saben del negocio que puede tener la agricultura en el futuro, el Banco Mundial confirma que los fondos de capital de riesgo han aumentado un 82% las inversiones en el Agritech, también se ha invertido en Plenty una firma de agricultura vertical, o en Memphis Meats, una compañía puntera en la ganadería celular.
Latinoamérica es una potencia agrícola y ganadera de primera magnitud, durante los últimos diez años ha sido la principal región exportadora de alimentos de mundo donde también está apareciendo la tecnología; “Los drones han transformado completamente la producción. Antes estábamos obligados a fletar helicópteros o a contratar a personal. Ahora gracias a su mapeo tenemos información más precisa y con un ahorro de costes”, comenta José Similiano García, trabaja en Azúcar de Guatemala y acaba de ser galardonada en su país.
El lado oscuro es que han tenido que reducir la plantilla desde 9.500 efectivos a 5.500, antes tenían doce equipos de 30 personas sobre el terreno y ahora uno compuesto por tres. La innovación tiene un precio y también lo ha sufrido países como China e India que han reducido un 44,3% y un 21,73% el empleo en agricultura.
En España tampoco es ajena al fenómeno, varias empresas locales están marcando el paso en la alta tecnología aplicada a la agricultura, como Robotnik en Valencia, sus robots pueden recorrer los terrenos de las viñas y obtener información precisa sobre su maduración entre otras cosas, aunque la decisión final, obviamente la toma el agricultor.
“Las pequeñas explotaciones todavía están al margen, pero las grandes empresas del sector y las cooperativas sí que tienen recursos financieros para invertir en estos aparatos”, comenta María Benítez, responsable de marketing de la compañía.
Así, gracias a las inversiones recibidas en los últimos años, el valor añadido por trabajador agrícola en España ha crecido en dos décadas hasta llegar a los 20.000 euros, un incremento del 68%. Pero en línea con el resto de los países, el porcentaje de trabajador agrario sobre el total ha caído casi un 6% en este periodo, aunque apenas ha variado en la última década.