Todo depende, claro está, de las expectativas económicas que nos inspire aquello que cultivamos. Y este año se nota algo más de interés por el trigo, ya que tiene un precio mayor en comparación con el maíz. De todos modos, éste último siempre tiene su atractivo y hay muchos agricultores de regadío que ya están preparando sus parcelas para la siembra en abril del maíz de primera cosecha.
Hay agua en esta campaña pero ya viene siendo habitual que, haya o no este recurso, los agricultores cultivan cereal de invierno, y posteriormente (dependiendo de cómo se esté de reservas de agua) decidir si se acude a una segunda cosecha de maíz.
En Riegos del Alto Aragón este año los agricultores han cultivado cebada y trigo, y en primavera se verá si se va a una segunda cosecha. Los hay también que han aguardado a esta época y ya apuestan por el maíz.
En este sistema ha habido un condicionante de peso. No se sabía qué iba a ocurrir con el embalse de La Sotonera, y por ello muchos decidieron sembrar cereal de invierno y asegurar por lo menos esa cosecha.
Los productores de alfalfa y de fruta miran a los mercados internacionales. En el caso de la alfalfa la demanda de primeras calidades estará asegurada (procedente de Emiratos Árabes y de China), y sigue existiendo el problema de dónde colocar las segundas calidades.
En el caso de la fruta se verá la evolución de la campaña con el enorme handicap que supone el veto ruso a las producciones agroalimentarias europeas.
Lo mismo que en el Comunidad Valenciana se está produciendo el arranque de cítricos y su sustitución por caquis (orientado a la exportación), en Aragón hay agricultores que están sustituyendo sus explotaciones de frutales por almendros, un cultivo cuyas producciones son asumidas por la demanda (y con precios muy atractivos).
Fuente: diariodelcampo.com