Es la conclusión general que se puede sacar de la Encuesta de Calidad de los Trigos Españoles 2017, elaborada por la Asociación Española de Técnicos Cerealistas (AETC). Casi todo se achaca a la sequía, que ha afectado de forma especial a noroeste y centro peninsular, llevándose la peor parte Castilla y León.
Desde la Asociación Española de Técnicos Cerealistas se realizan al respecto las siguientes reflexiones:
“El otoño de 2016 fue relativamente lluvioso en todo el territorio, pero al llegar el invierno las lluvias escasearon y el trigo sufrió. Con la llegada de la primavera de 2017, las precipitaciones en algunas zonas del noreste y del sur contribuyeron a producir una cosecha media. Sin embargo, en la mayor parte del centro y del noroeste del país, la sequía se hizo fuerte hasta el final del ciclo del cultivo.
Un año más la calidad de los trigos españoles es muy desigual, en función del clima y de las variedades cultivadas en cada zona. En el sur, la calidad de los trigos duros ha sido buena debido a la reconversión varietal que se ha producido en los últimos años y a unas condiciones climáticas adecuadas en la parte final del ciclo de cultivo.
Sin embargo, en el centro y en el norte de España los trigos blandos han sufrido por la sequía durante el invierno y la primavera, y la calidad ha sido en general baja debido al peso específico y a la degradación.
En los secanos los agricultores están optando por variedades cada vez más productivas con cosechas que se clasifican en los grupos 3, 4 y 5, mientras que en el pequeño porcentaje de la superficie triguera que se cultiva en regadío los productores prefieren variedades y manejo que les permitan conseguir partidas del grupo 1 y 2”.
Fuente: diariodelcampo.com