Tratamientos en presiembra
Los tratamientos de presiembra, con herbicidas sistémicos o de contacto, se recomiendan cuando se utiliza la técnica cultural de laboreo reducido o de siembra directa sobre rastrojo y es necesario proceder a la eliminación de la cubierta vegetal que esté viva antes de la siembra del cereal. Se recomienda tratar lo antes posible, antes de que las gramíneas (avena loca, bromo, vallico, ricio del cereal) lleguen a pleno ahijado. En el caso de que el suelo esté cubierto por una gran masa vegetal de estas hierbas, se recomienda tratar y retrasar la siembra lo máximo posible (mínimo dos semanas) para evitar posibles daños. También se puede considerar el utilizar una picadora en caso de tener una gran masa de vegetación, por ejemplo de capitana.
Productos recomendados: diquat (REGLONE-Syngenta), glifosato (varios), glifosato + MCPA (varios), glifosato + piraflufen-etil (HALCÓN-Cheminova), diflufenican+glifosato (ZARPA-Bayer), glufosinato (FINALE-Bayer), 2,4-D ácido (U-46 D COMPLET-Nufarm). El control de dicotiledóneas es irregular a dosis bajas.
Si se prevén ataques de Zabrus, se debe controlar el ricio del cual se alimenta este insecto, desde los primeros brotes para destruirlo mediante herbicidas o pases de rastra.
Recordamos que en la lucha contra el Bromus (espiguilla), el control más sencillo se logra mediante el laboreo con vertedera o volteo del suelo en la preparación para la siembra. Es también conveniente esta práctica para reducir las infestaciones de vallico, luello o margallo (Lolium rigidum), Vulpia, (gramínea de hojas finas, abundante en no laboreo), así como de dicotiledóneas perennes, de difícil control con los tratamientos habituales. Esta práctica es recomendable, por ejemplo, en la zona de Bolea/ Ayerbe (Huesca), donde hay problemas de vallico resistente a los herbicidas -dim y -fop. Si se hace una rotación adecuada en secano, no es necesario tratar con herbicidas.
Tratamientos en preemergencia
Estos herbicidas pertenecen al grupo de los llamados persistentes o residuales. Aunque algunos tienen cierta acción de contacto, su efecto fundamental sobre las malas hierbas se produce al ser absorbidos por sus raicillas. Por ello, el suelo debe estar limpio en el momento de su aplicación (preemergencia del cultivo). El herbicida permanece en el suelo y actúa posteriormente, en el momento de la germinación de las malas hierbas. Algunos de ellos también se podrán utilizar cuando el cultivo haya emergido, siempre que las malas hierbas no hayan nacido o se encuentren en estados precoces de desarrollo.
Al ser herbicidas que actúan fundamentalmente a través de las raíces, en su utilización en preemergencia hay que tener en cuenta que si después del tratamiento se produce un periodo prolongado de sequía, pueden no ser eficaces. Por ello, se recomienda principalmente su empleo en regadíos y secanos húmedos.
Para reducir el riesgo de aparición de malas hierbas resistentes se recomienda evitar el monocultivo de cereal y el uso continuado del mismo herbicida o de herbicidas que tengan el mismo modo de acción, por lo que NO se debe tratar más de 2 años seguidos con herbicidas que tengan el mismo indicativo.