El objetivo de la desinfección de suelos es la reducción o eliminación de los diferentes patógenos (bacterias, hongos, nematodos…) presentes en el suelo agrícola, los cuales disminuyen la producción.
Las técnicas que se emplean en la desinfección pueden ser físicas, que usan el calor como elemento esterilizante, o químicas, que se basan en la aplicación de diferentes productos químicos. Los procesos más utilizados actualmente son: solarización, biofumigación y biosolarización.
Solarización
La solarización es un método de desinfección que consiste en acolchar el suelo, en estado húmedo cercano a la capacidad de campo, con plástico transparente y fino en la época del año de mayor incidencia de los rayos solares y temperaturas más altas.
La radiación solar atraviesa el plástico y se convierte en calor que se transfiere al suelo. Sin embargo, la radiación emitida por el suelo no es capaz de atravesar la cubierta plástica, consiguiendo por tanto mayores temperaturas. La solarización consigue que se reduzcan las pérdidas de calor en la evaporación producida por las altas temperaturas, de forma que las gotas evaporadas se condensan en la parte interna del plástico de la cubierta. También disminuyen las pérdidas de calor que se originan a causa de la emisión infrarroja del terreno.
Las elevadas temperaturas que se originan consiguen la reducción e incluso la desaparición de gran parte de los patógenos. Es necesario mantener el suelo cubierto durante 60 días para intentar que la eficacia sea lo mayor posible.
Biofumigación
Esta técnica de desinfección consiste en aplicar una cantidad abundante de materia orgánica al suelo. De este modo, los gases resultantes de la descomposición de la materia orgánica controlan los agentes nocivos.
La materia orgánica puede ser de origen animal (estiércol fresco) o vegetal (restos de cultivos). Cuanto más fresco es el estiércol, mayor es la emisión de amoniaco; y si la materia orgánica es de origen vegetal, la liberación es de isotiocianatos, amonio y fenoles.
Este sistema consigue una actividad fumigante selectiva, ya que la cantidad de gases liberados en el proceso necesarios para erradicar patógenos es aproximadamente treinta veces menor que la necesaria para afectar a los hongos antagonistas de los patógenos.
La biofumigación puede llevarse a cabo en cualquier época del año porque no es necesario alcanzar temperaturas demasiado elevadas, pero el proceso de degradación de la materia orgánica es más rápido con temperaturas altas.
Biosolarización
Esta técnica combina las dos anteriores. Se basa en conseguir temperaturas mayores a la solarización tradicional, consiguiendo acumular un elevado porcentaje de gases bajo la protección de la cubierta.
Vapor de agua
Este sistema de desinfección del suelo tiene una eficacia probada en la eliminación de la mayoría de los parásitos del terreno agrícola. Suele aplicarse a una profundidad variable, en función del sistema que se utilice, aunque a profundidades elevadas puede ocasionar la destrucción de los nutrientes del suelo.
La efectividad de este método es superior en los terrenos secos, razón por la cual hay que evitar regar antes de la aplicación de la desinfección mediante vapor de agua. Entre los inconvenientes de este sistema suele estar su coste alto.