Es la mayor riada que se recuerda en el Ebro, superando con creces a la última referencia (2003) y también superando a la crecida de 1961. En círculos agrarios se habla de más de 20.000 hectáreas de cultivos inundadas. A ello hay que sumar los importantes daños en caminos rurales, carreteras, instalaciones de regadío y explotaciones ganaderas. No hay que olvidar los daños en cascos urbanos e inmuebles.
El Consejo de Ministros de este viernes, 6 de marzo, aprobará ayudas, pero en las organizaciones profesionales agrarias se teme que este dinero vaya únicamente al arreglo de infraestructuras. Piden que se compensen los importantes daños habidos en el agro.
Las hectáreas afectadas son de todo tipo de cultivo, y también ha habido repercusiones muy importantes en explotaciones ganaderas. En Villafranca de Ebro se habla de la muerte de unas 2.600 reses porcinas.
La conclusión es clara: La falta de limpieza en el río (gravas y vegetación) lleva a que riadas ordinarias provoquen daños extraordinarios; ahora estamos hablando de una riada extraordinaria, con lo que los daños son desorbitados.
Los habitantes de la ribera en general, y los agricultores y ganaderos en particular, se quejan de las buenas intenciones que llegan desde la administración pero la realidad de España se pone de nuevo sobre la mesa: ineficacia absoluta a la hora de resolver un problema, por muy grave que éste sea.
Nadie está a favor de que se produzcan daños en el medio ambiente, pero no obedece a la lógica que escrupulosas exigencias medioambientales pongan en peligro la vida de las personas y la viabilidad de sus negocios (muchos de ellos heredados de generación en generación).
De allí los enfrentamientos habidos durante este pasado fin de semana entre afectados y representantes institucionales, en la figura del presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Xavier de Pedro.
Algunas consideraciones realizadas desde las organizaciones profesionales agrarias son las siguientes:
“Los criterios medioambientales no pueden ser excusa para no limpiar los cauces.
La situación que se está viviendo en estos momentos en la ribera del Ebro no es, desgraciadamente, nueva en estos últimos años. Los agricultores y habitantes de la ribera ven en demasiadas ocasiones cómo el río Ebro abandona su cauce y anega sus campos de cultivo y viviendas, causando graves pérdidas económicas y poniendo en riesgo sus vidas.
Estas inundaciones son debidas a la falta de limpieza del cauce del río, ya que cuando estaba permitido realizarla éstas no se producían.
Está claro pues que la limpieza del cauce es el medio más eficaz e inmediato para impedir que se produzcan estas inundaciones.
Desde ASAJA consideramos intolerable que, debido a excusas medioambientales, irracionales, falsas e injustas, los habitantes de la ribera del Ebro tengan que vivir con el miedo de ver cómo el río les va a arrebatar su casa, su medio de subsistencia, poniendo en riesgo su propia vida“.
“Las inundaciones por las avenidas en la cuenca del Ebro son un acontecimiento que se repite cíclicamente y, a pesar de las buenas intenciones por parte de las distintas administraciones, este hecho se volverá a repetir en el futuro.
A la hora de abordar las actuaciones en el Ebro, se debe hacer en el ámbito de toda la cuenca, ya que es evidente que cualquier actuación que se haga en un punto del Ebro tendrá repercusiones en el resto del cauce.
Los daños que se produzcan en cultivos e infraestructuras agrícolas deben ser compensados. Está claro que el hecho de que los cultivos se inunden, al laminar la avenida, evita en gran medida daños mayores en núcleos urbanos. El primer objetivo ha de ser precisamente éste, pero también exigimos el reconocimiento tanto de las administraciones como del resto de la sociedad“.
“Los agricultores y ganaderos se sienten indefensos e indignados ante las mentiras y la dejadez de la CHE y el Gobierno de Aragón. Por ello, desde UPA Aragón solicitamos la unidad de toda la cuenca del Ebro para la reclamación de compensaciones urgentes a todos los afectados, responsabilidades políticas a quien corresponda y una solución definitiva para un problema que venimos denunciando desde hace más de 15 años, que no es otro que la limpieza del río.
Definimos la situación como absolutamente catastrófica; estos daños se han derivado sobre todo de actuaciones negligentes por parte de la CHE.
Las responsabilidades del Gobierno de Aragón y de la CHE se han limitado en los últimos años a echar balones fuera y a poner excusas para evitar la limpieza del río. Instamos a los agricultores y ganaderos afectados a hacer un frente común y que se haga justicia“.
Fuente: diariodelcampo.com