El girasol es un cultivo bien conocido en Aragón, aunque las superficies destinadas al mismo han tenido una evolución irregular. Hasta la llegada de la PAC, el girasol era un cultivo habitual en muchas explotaciones tanto de secano como de regadío. En el regadío, se sembraba como cultivo principal o de primera cosecha, pero en las zonas más tempranas también se llegó a poner como segunda cosecha tras cebada, colza u otros cultivos de invierno. Con la llegada de la PAC, el interés por su cultivo estuvo directamente relacionado con las subvenciones existentes.
En los últimos años, hubo una cierta inquietud por el llamado girasol alto oléico, que alcanzó algunas veces un precio bastante superior al tradicional. Como se sabe, este tipo de girasol no debe ser fecundado por ningún otro, lo que motivaba que, en una determinada área de siembra, todo el girasol cultivado tuviera que ser del mismo tipo.
Recientemente se ha relanzado el interés del cultivo de plantas oleaginosas, entre ellas el girasol, para la producción de biodiésel. Este interés está plenamente justificado por el conjunto de problemas asociados a la utilización del petróleo, incluidos los medioambientales.
El girasol pertenece a la familia Asteraceae y su nombre científico es Helianthus annuus. Se trata de una planta anual, con un desarrollo vigoroso en todos sus órganos. El girasol posee una raíz pivotante que puede alcanzar hasta los 2 metros en condiciones favorables, por lo que hay que pensar que cuanto más profundo sea el suelo, más capacidad de exploración tendrá la planta, aunque la mayor cantidad de las raíces secundarias se desarrollen entre los 5 y 30 cm de profundidad.
En las siembras directas, en tierras fuertes o si el suelo está compactado y resulta difícil el desarrollo radicular, aunque sea profundo, el cultivo puede tener problemas de implantación al no poder desarrollarse la raíz principal. En regadío, puede cultivarse en primeras siembras o como segunda cosecha tras un cultivo de invierno (cebada, colza, forrajes, cultivos para congelado, etc.). Para estas segundas cosechas, los riegos por aspersión y la siembra directa favorecerán que el cultivo pueda implantarse en el menor tiempo posible tras la recolección del anterior.
En primera cosecha en regadío, el techo de producción es limitado. En segunda cosecha, las producciones son menores, pero no tan bajas como para despreciarlas con relación a las primeras siembras, ya que esa producción sumada a la cosecha de invierno recolectada previamente, supera ampliamente al girasol de cosecha única. Sin duda alguna, la fecha de siembra en estos casos puede ser un factor decisivo; cuando antes se efectúe esa siembra, más garantía hay de que sea mayor la producción.
En secano, con el agua como uno de sus factores limitantes, hay que intentar que la siembra se haga en las primeras fechas en las que su nascencia sea factible, para conseguir el mayor desarrollo posible cuando lleguen los calores más fuertes y más escasa sea la humedad. En cultivos de secano es preciso relacionar los rendimientos del girasol con la profundidad del suelo y la oportunidad de las lluvias de verano, casi siempre en forma de tormenta.
A finales de los años 80 se realizaron ensayos de épocas de siembra (de enero a mayo) en distintos secanos, observándose que las siembras de últimos de marzo y primeros de abril fueron las que dieron mayores producciones. Las siembras excesivamente tempranas no tenían ningún interés, ya que la nascencia y floración se igualaban con siembras más tardías y el número de plantas en la recolección era inferior
En cuanto al abonado, el girasol es un cultivo exigente en principios nutritivos y así, mientras que en trigo o maíz se cifran las extracciones de nitrógeno en 30 kg/t, en el girasol se fijan en 50 kg. Del 70 al 90% de nitrógeno se absorbe desde las 3-4 hojas hasta la plena floración.
En resumen, el girasol no es un cultivo nuevo en nuestra comunidad. Las técnicas de mínimo laboreo o siembra directa pueden ahorrar costes de las labores, pero al no labrar, en muchos casos el gasto en herbicidas será mayor que el habitual. La raíz del girasol es pivotante y puede alcanzar zonas no exploradas por cultivos anteriores, pero en suelos fuertes o compactados, la penetración de la raíz puede encontrar dificultades. En regadío, las disponibilidades de agua pueden influir en la decisión de su siembra. Mientras con una dotación fija por hectárea puede llegar a obtenerse quizá las dos cosechas (cebada + girasol por ejemplo), en otras Comunidades de Regantes, ante la limitación del agua, pueden dar prioridad a las primeras cosechas y cultivos permanentes, y no permitir las segundas cosechas. En cuanto a secanos, en general, el mejor comportamiento del girasol se da donde el cereal alcanza las mayores producciones.