La fertilidad de un suelo depende, en buena parte, del mantenimiento de la materia orgánica disponible y un balance equilibrado del humus donde se encuentra la verdadera riqueza y vida de los suelos agrícolas. Los abonos orgánicos son fertilizantes que provienen de fuentes orgánicas y naturales (animales, restos vegetales etc.), a diferencia de los inorgánicos que están fabricados por medios industriales. Estos últimos, facilitan un mayor control de dosis y concentraciones, además de ser más económicos, aunque pueden provocar problemas de degradación de suelos o eutrofización en los acuíferos. Ambas opciones son válidas para el agricultor, dependiendo por supuesto de sus necesidades y las particularidades de su cultivo.
Si te inclinas por el abono orgánico, el Grupo Borau te recomienda: FERT-IB ABONO ORGANICO N-P-K
FERT-IB es un fertilizante N-P-K de liberación prolongada extraordinariamente rico en sustancias húmicas y otros nutrientes como Fe, S y oligoelementos, resultante del compostaje de materias primas vegetales y animales. El compostaje durante más de 12 meses garantiza sus buenas propiedades agronómicas y total inocuidad microbiológica. Su utilización además de aportar nutrientes a
los cultivos, mejora las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, contribuyendo a la mejora de su fertilidad, textura y estructura.
(*Este fertilizante ha sido testado en cultivos hortícolas extensivos por el Departamento de Producción Agraria de la Universidad Pública de Navarra.)
Puntos clave de FERT-IB
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Tiene un efecto positivo sobre la estructura del suelo, mejorando su permeabilidad, su capacidad de almacenar agua y el laboreo, y en consecuencia, reduce la erosión.
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Aporta elementos nutritivos, constituye junto a la arcilla el complejo de cambio y facilita la absorción de los nutrientes (formando quelatos y fosfohumatos).
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Favorece la germinación de las semillas y activa la rizogénesis (formación de raíces.